Curiosamente, los momentos de la vida en los que se
consolida la forma de ser de una persona son aquellos en los que esta debe
abatir y traspasar todas las barreras. Esos en los que te sientes solo,
inseguro, ahogado en los problemas que parecen no tener solución. Debes caer,
herirte, conseguir tus propios medios para volver arriba. Aunque parezcan insignificantes, esas pequeñas
cosas te dan valor y sentido. Una persona se forma por esos logros alcanzados
tras duros golpes, tras desilusiones y fracasos.
Y es así, la vida no te la ofrecen como algo que disfrutar
sin más. El precio que pagas por ella a veces no es agradable, pero siempre, al
final, consigues llegar a convertirte en esa persona que se mencionaba en las
instrucciones de uso. Puedes y debes, y lo harás: permítete el sentir por los
demás, pero no olvides guardar tus secretos más valioso siempre contigo, ya que
una gran mayoría de las veces solo querrán aprovechar tu vulnerabilidad.