sábado, 21 de enero de 2012

Historias de amor

Por muy increíble que parezca, creo que empiezo a odiar las historias de amor que nos relatan millones de autores en los libros. Tan perfectas. Joder. Nos llenan de ilusiones, de falsas esperanzas de que nuestra historia se asemeje a las suyas. Pero la realidad no es para nada así. Llena de contratiempos, catástrofes, engaños…
¿Habéis oído alguna vez que una princesa no comiera perdices, o no viviera feliz para siempre? No. Ellas siempre tan maravillosamente alegres, sin olvidarse de su belleza descomunal. Lo cierto es que así, no nos lo ponen fácil a las de carne y hueso. Nosotras, en cambio, no tenemos hadas madrinas que nos consigan un vestido perfecto, ni siquiera obtenemos la atención de nuestro príncipe en el gran baile. No creo que este saliera corriendo a media noche y dedicara su vida única y exclusivamente a buscar a esa preciosa chica que perdió un zapato de cristal.
No importa, al fin y al cabo nosotras somos las de verdad. Las que tenemos el valor de levantarnos cada día, aún sabiendo que un príncipe no te acompaña para siempre, si no que muchas veces, hasta llega a convertirse en marinero de taberna.
Al fin y al cabo, como decía Calderón “que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”.