Cuesta creer cuantas adicciones hay. Sería muy fácil si sólo hubiera drogas, alcohol y tabaco. Lo más difícil de susperar una adicción es querer superarla. Nos enganchamos por un motivo, ¿no? Algunas veces, demasiadas veces, lo que empieza como algo normal en tu vida se convierte en una obsesión, y de repente dejas de controlarlo. Buscamos la euforia, eso que logra que todo lo demás se desvanezca.
Lo malo de las adicciones es que nunca acaban bien. Llega un momento en que lo que nos ponía eufóricos, deja de hacerlo, y empieza a doler.
Dicen que no superas tu adicción hasta que tocas fondo, pero ¿cómo sabes que lo has tocado? Porque por mucho que algo te duela, a veces, dejarlo, duele aún más.